MONTUBIO
Mezcla de raza
negra, india y blanca y provienen del monte. (siglo XIX)
La cuenca baja del Guayas es inconfundible, y cuna
de los habitantes con las más claras características de los rasgos personales
de la nueva raza, la raza montubia, del cruce más patente entre indios y
españoles, por eso Salitre es hoy la Capital Montubia
del Ecuador, la personalidad de los montubios diferente tanto física y
psicológicamente frente a las características personales de los cholos.
Vive en el
interior de la costa, le gustan los gallos de peleas y potros de doma ;
ama la música y las tradiciones orales mágicas. La agricultura es actividad
principal, monocultivos para exportación: cacao, café y banano. Trabaja
artesanías en paja, alfarería, talabartería y mueblería.
1.2.
Ubicación
Están
localizados en la parte interior de las costas ecuatorianas, especialmente en
los montes, así como en las riberas de los ríos y carreteras.
La cordillera de la costa que nace en el cerro de
las Cabras en Durán, se extiende pasando por el cerro del Carmen en Guayaquil
hasta la cordillera Colón-colonche, que llega hasta Manabí, y Esmeraldas. Esa
es la línea divisoria, geográficamente de las culturas llamadas CHOLOS de la
costa externa es decir de la orilla del Mar de Ecuador y MONTUBIOS que son los
habitantes de la zona rural de la costa interna de Ecuador.
Costa interna
1.3.
Organización Social
La familia montubia gira en torno
de la madre, antes que del padre, en lo afectivo; pero, en el respeto social,
se centra hacia el padre. El impulso de la madre es netamente sentimental,
espontáneo; el impulso al padre es provocado por el reconocimiento tácito de la
superioridad de éste, primeramente material (baqueanismo, es decir, sabiduría
del campo), y más tarde, moral (experiencia traducida en consejo, ciencia
antigua, gerontolatría).
La familia montubia constituye una
entidad prieta, aislada o casi aislada, que sigue sus propios destinos, sin
vincularlos a los de los otros grupos familiares y que, normalmente, se
representa por el progenitor masculino más viejo, casi nunca por los
colaterales.
La monogamía y la monoviria son
características. Sin embargo, el ayuntamiento marital estable se ejerce casi
siempre fuera de la institución civil del matrimonio. En el pasado siglo, o sea
cuando el matrimonio era una institución de derecho eclesiástico reconocida por
el Estado, la religiosidad acrecía el porcentaje de uniones sacramentadas y
desterraba la simple convivencia considerada como un pecado. La actual
exigencia legal que da antelación imprescindible al contrato civil, sin el cual
no puede efectuarse, bajo severas sanciones (prisión y multa para el sacerdote)
el matrimonio religioso, ha traído como consecuencia un aumento del porcentaje
de amancebamiento. En las aldeas, este fenómeno no es tan visible como en el
agro remoto. Gran influencia tiene, por cierto, en la disminución aludida, la
explotación de los tenientes políticos rurales, que exactan cuanto pueden a
quienes pretenden casarse.
No obstante ello, o quizá por lo
mismo, las uniones son más duraderas; y, originándose en la atracción sexual
amorosa, se van llenando de contenido económico (mutua conveniencia, ayuda
mutua, preindivisión de bienes) a lo largo de la vida, y no terminan sino con
ésta.
La monoviria a que me he referido,
es una constante de la mujer montubia. La prostitución es rarísima y se produce
en virtud de determinantes individuales, no sociales. Casi siempre se
manifiesta con escándalo. La prostituta montubia, cuando lo es de veras, se
enorgullece de serlo y recaba una posición de machismo tenoriesco: ella es
quien elige. Pero, la mujer montubia, cuando está en el agro, no busca
salidero. Acude a la prostitución como a una cura de hambre: los burdeles
citadinos costeños, en especial los de Guayaquil, consumen mucha carne
montubia, reclutada máximamente entre domésticas traídas desde las haciendas
por sus patrones, prostituídas por éstos y abandonadas después.
La monogamia no es una constante.
Se fija al elaborarse plenamente la virilidad -hacia los veinticinco años- y
con el afianzamiento del hogar. Hasta entonces, el joven montubio es, siquiera
en la intención, polígamo.
El nexo con el hijo es sólido y
estrechísimo. El hijo parásito acaba a los siete años. Desde tal edad (y a
veces antes), entra a colaborar en la economía de la familia con el aporte de
su esfuerzo.
Aun cuando no perverso, el montubio
es eminentemente sexual. No concibe el mito de la virginidad. Para él es tabú
el incesto.
Frente a su mujer adúltera, el
marido montubio se siente, más que en su amor, ofendido en su dignidad de
macho; reaccionando su venganza preferentemente contra el amante, en quien
tratará de castigar la burla de que éste lo ha hecho víctima. No es infrecuente
que perdone a la mujer o que, separado de ella, permanezca después indiferente;
siempre, por supuesto que haya logrado la venganza que persiguiera.
1.4.
Economía
Se dedican principalmente a la agricultura, ganadería y
elaboración de artesanías hechas en paja toquilla, especialmente sombreros. En
la agricultura utiliza instrumentos como: daga, machete, garabato, pilón.
1.5.
Vivienda
Se levanta sobre pilotes de madera, las paredes hechas de
caña guadua y el techo de palma para protegerse de los animales rastreros que
andan por la noche y de las crecidas de los ríos en el invierno
1.6.
Vestimenta
El hombre: utiliza camisa blanca liviana, pantalón corto
generalmente blanco, pañuelo rojo en el cuello. Sombrero de paja toquilla,
cuando trabaja en el campo utiliza botas de caucho largas y su machete.
La mujer: falda amplia florada o muchos colores blusa hasta el
ombligo con vuelos y anda descalza.
1.7.
Costumbres y celebraciones
Productos del mestizaje, los grupos montubios no han constituido
tanto una etnia homogénea cuanto una forma de vida en el campo costeño, un
conjunto de tradiciones, valores, técnicas de trabajo y expresiones artísticas
que han permitido la creación de su propia cultura, algunas de las representativas
son:
Rodeo
del Montubio:
Su origen llega hasta las tierras en que se desarrollaban
las haciendas de la zona durante el verano, cuando los vaqueros arreaban el
ganado de las lomas y procedían a las faenas del herraje, la doma y otros
juegos, al tiempo que las mujeres preparaban los tamales, la chanfaina, los
bollos, el aguado. Los patrones presidían los festejos, a los que se sumaban
invitados de la ciudad que arribaban en lanchas, junto a músicos, galleros y
demás. Se atribuye a un dedicado defensor de las tradiciones, Rodrigo Chávez
González, la creación de la fiesta regional del montubio, que empezó a
celebrarse en Guayaquil, la capital montubia, desde 1926. Allí se iniciaron las
cabalgatas y rodeos, la elección de criollas bonitas y los concursos de música
y amorfinos, esas coplas de ida y vuelta entre dos talladores.
La crisis del cacao afectó a las haciendas; luego vino la
Segunda Guerra Mundial y el auge del banano. Entonces, la tradición recobró
vuelo en sitios como General Vernaza, parroquia de Salitre, también llamada
"la capital montubia". Allí, desde 1963, el 12 de octubre de cada
año, con motivo del Día de la Raza, convertido de hecho en el Día del Montubio,
se celebra el rodeo con todas las de ley, es decir, con desfile de las haciendas
y sus madrinas, elección de la criolla bonita, y acto seguido la competencia de
caracoleo, monta de cepo, lazo y pial y otros juegos. El origen del rodeo
montubio reside también en las faenas de herraje que se daban en las haciendas,
después de que los vaqueros llegaban arreando reses de monte adentro. El
vaquero demostraba su destreza en el corral y el patrón invitaba a hacendados
vecinos, que acudían con familiares y peones, también a amigos de la ciudad, y
armaba la fiesta al contratar banda de músicos. Además llegaban poetas de
amorfinos y galleros.
El lazo o veta que utilizan para dominar reses o caballos
es de cuero de vaca. Su elaboración es una actividad que se ha inculcado por
generaciones.
Incluso el escenario para el rodeo refleja el estilo
montubio. Las cañas guaduas, que dan forma a cientos de casas en la zona, son
el material básico para construir la plaza del rodeo.
Ese día hombres y mujeres con la piel curtida por
el sol y las manos callosas por su trabajo, visten sus mejores trajes y se entregan
al desenfreno y la algarabía.
Caballos, sombreros, pistolas y espuelas, son
invitados infaltables al Rodeo Montubio que se realiza antes y durante el 12 de
Octubre, Día del descubrimiento de América y de la Raza , como un motivo para
demostrar el orgullo de lo que son.
Todo es rústico, nada importado, salvo la música,
porque desde el coso (escenario donde se realiza el rodeo) es elaborado con
cañas. Las suertes ejecutadas por los jinetes son de su propia creatividad y
los amorfinos son los versos que con rima utiliza el montubio para enamorar o
para expresar alegría o tristeza.
Aunque no gusta a muchos, los disparos también son
parte de la fiesta montubia; "eso no nos pueden prohibir, los disparos son
para nosotros como el aplauso por una suerte bien realizada", dijo Wilson
León, uno de los más entusiastas promotores de los rodeos.
En las vecindades de las
selvas, donde abunda el bejuco Platzaort o plazarte - los nudos de los bejucos
son esculpidos a navaja admirablemente. En estos puños hay maravillosos monos,
caballos, etc. teñidos o barnizados después.
La inspiración musical del
montubio es rudimentaria, y la originalidad de la música llamada montubia
resulta muy discutible.
Empero, ha superado el compás
binario y más bien se lanza instintivamente al de tres por cuatro. Por ello, el
pasillo montubio recuerda al pasillo colombiano antes que al de la sierra del
Ecuador. Es como un ligero valse, donde se introducen, un poco arbitrariamente,
largos calderones.
El amorfino: más interesante por la letra que por el acompañamiento, es casi todo en
dos por dos.
En nuestro campo suelen
escucharse viejas canciones cubanas y yucatecas, a las que se guarda particular
afición.
De la música moderna lo que
mejor ha captado el hombre de nuestro agro es el tango argentino, el mismo que
canta y glosa como valse lento.
En general, el montubio
transporta toda música exótica al compás de res por cuatro más o menos
acelerado, si no les posible convertirla en una suerte de danza.
El montubio, es corriente y,
con frecuencia, extraordinarios tocador de guitarra.
Cuanto a la poesía, emplea
espontáneamente el metro castellano de a ocho, o sea el metro de romance, pero
con rima perfecta, casi siempre en agudos o graves fáciles, y sin cuidar del
isocronismo de los versos rimados.
Esta poesía, que explota temas
pasionales, como el amor, el odio, etc., se hace para ser cantada; y se liga
como letra al amorfino.
El amorfino, más ensalzado que
estudiado, es el contrapunto, o dicho, o cambio de decires, de otros pueblos de
América, y remonta y su origen a la época colonial.
Al lector interesado en un
conocimiento mayor de la poesía montubia, habrá que remitirlo a las obras de
Chávez Franco, cronista oficial de Guayaquil, y sin duda, el mejor informado
sobre la materia.
En la narrativa es donde la
impulsión artística del montubio alcanza expresiones insignes. Su innata
tendencia mística, que señalamos adelante, halla aquí cauce amplio.
En las bellas noches
tropicales, reunidos en la cocina alrededor del fogón donde hierve el agua para
el café puro, los montubios cuentas las "penaciones" y los
"ejemplos". Póe no habría desdeñado aprovechar los argumentos de las
unas; y, Vorágine habría aplicado los otros a algunos de los santos de su
Leyenda Dorada.
Las hazañas de los montoneros,
de los ladrones de ganado, de los cazadores de lagartos, de los cortadores de
madera en los bosques vírgenes, son referidas en tono heroico, complicadas de
múltiples episodios y salpicadas de preciosas descripciones.
El relatista ecuatoriano tiene
en estas narraciones una mina rica e inexplotada.
1.8.
Accesos
Toda la Costa interna por la Panamericana
Disculpe le faltó religión
ResponderEliminar😣😣😣😮
ResponderEliminarbuuuuu
ResponderEliminarBooya booya no hay nadie que nos destruya
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